Aún recuerdo el día que a mi padre se le ocurrió comprar un par de casetes de aquellas que te vendían de oferta, en una gran caja llena de artistas de todos los géneros. Mira por donde le dio por regalarme y elegir dos bandas españolas, Barón Rojo y Obús. 

Aquel día mi padre sin saberlo, marcó mi destino,  mi locura y mi pasión: El Heavy Metal en todas sus variantes.

Puestos ya en el propósito de escuchar más y más sin nunca tener suficiente como si de una maldita droga se tratara, y como buen adolescente, decidí sellar mi enlace eterno con la música más maravillosa que he podido sentir y son unas cuantas las que he escuchado. 

El siguiente paso era “maquearse” e imitar a esos super ídolos rockeros y como no, pasearse por mi querido Monzón para que sobre todo la gente tuviera claro mi sello de identidad. Pelo largo, pantalones de pitillo, azules, negros, con rayas… zapatillas de las de basket, camisetas con preciosas calaveras y si mi madre no me la requisaba, alguna muñequera de “punchos”.

Cuento esto pues nunca olvido que por supuesto, en el pueblo había competencia y menuda… Que rabia me daba saber que yo no era el tipo más duro de mi pueblo, que había algunos que incluso se les veía más malotes que yo, que tenían novias más guapas y que creyendo yo que escuchaba la música más cañera del planeta, ellos tenían en sus radiocasetes bandas aún más atronadoras.

Quien me iba a decir que con los thrashers, death metal heads y posteriormente blackers con los que al cruzarme por la calle alguna vez me cambiaba de acera (pues yo era heavy y punto!!!! y un poco asustadizo), en un futuro organizaría uno de los festivales de Metal Extremo más grandes que ha existido en este país.

Señores Midgard y Map Ouija, que verdadero placer y que suerte hemos tenido al coincidir en este objetivo que junto a la super asociación a la que pertenezco se ha podido llevar a cabo y no solo como festival y su organización (el cual se repite este año), sino demostrando una vez más de lo que más nos gusta presumir, del civismo de la gente que acudió al mismo, respeto y agradecimiento constante por ser capaces de ponerlo en marcha.