Desde 2014, el Coro Góspel de Monzón ilumina los escenarios...
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Sergio Canal
Sergio Canal, una Vida Dedicada a El Serjos
Diego Bonet
Sergio nació y crecio en la calle que años más tarde albergaría una sala mítica para la música en Monzón. El Serjos brilló con luz propia, con una lista increíble de estrellas, que iluminaron con su música las noches montisonenses.
En esta entrevista, Sergio nos relata como empezó todo, repasa los titanes que recalarón en El Serjos, nos aporta consejos y comparte anécdotas de una era de ensueño para la música y Monzón.
¿Cuándo y cómo fue la apertura de la sala Serjos?
Sobre mediados de los ochenta se cierra “La Cabaña del Vino”, popularmente conocida como “El Canal” y se abre el Pub Serjos, regentado por mis padres. En 1995, tras mi servicio militar, creamos La Zona Rock, dos ambientes en uno.
Más tarde vendría el Serjos Musical Club, entonces ya dirigido por la incansable labor de mi madre, mi mujer Susana y la de un servidor, abriendo paso a la etapa más prolífica de conciertos y actuaciones en vivo.
¿Cómo describirías la evolución de la sala desde su apertura hasta su cierre?
La evolución siempre fue la misma: reinventarse constantemente, amoldarse a los tiempos y cambios generacionales, a los gustos de los clientes y jamás desoír lo que las modas dictaban. Sinceramente, creo que siempre estuvimos ahí. Para muchos el Serjos no era un simple Pub… era un ritmo de vida.
Tras su cierre en 2014, fui incapaz de volver a pisar la sala y se pueden contar con los dedos de una mano las veces que he vuelto a la Calle San Antonio, la misma que me vio nacer y crecer, donde estaba mi casa, donde se forjaron los sueños. Volver ahí, es un ejercicio de nostalgia difícil de gestionar, es tropezar demasiado con el pasado. Veo al niño que fui jugando al balón, veo a mi padre en la puerta y a mis amigos que se fueron, llenos de vida; a mis vecinos, charlando en la calle… veo músicos descargando el “backline” y oigo canciones, muchas canciones, que han sido la banda sonora de mi vida. Entonces me invade la nostalgia y todo eso me supera.
¿Cuáles fueron algunos de los conciertos
o eventos más memorables que se llevaron a cabo?
Amaral en 1996 fue nuestra primera apuesta fuerte y una de las más importantes por la irrupción meteórica en la música del dúo y el impacto social que supuso.
A nivel nacional, he de decir, que muchos de mis ídolos se dieron cita sobre las tablas del Serjos. Los cantantes de Barón Rojo, Asfalto, Banzai y Coz, aquellos que despertaron mi devoción musical, son ejemplos (si me lo dicen en los 80, nunca lo hubiese creído). También Obús y Los Rebeldes, Santi Campillo… hubo mil!! Músicos de Pereza, Los Secretos, M Clan, Joaquín Sabina, Marea, Los Elegantes, Seguridad Social, Loquillo, etc. desfilaron por nuestro escenario.
Fuera de nuestras fronteras mitos como Willie Nile (el íntimo amigo de Springsteen), los suecos Casablanca, The Del Lords, The Last Vegas, The Brew, Prima Donna,The Steepwater band, Adam Bomb o aquel cartel de relumbrón con The Bluefields, donde además de toda una constelación de estrellas alineadas, en sus filas formaba Dan Baird. Este último, junto a Rick Richards (que tocó en Serjos con otra banda) fueron miembros de The Georgia Satellites!! Ganadores de un premio Grammy.
Se pierden demasiados nombres, entre el tintero y la memoria.
¿Cómo seleccionaban a los artistas y bandas que se presentaban en la sala?
Espero no sonar prepotente, es lo último que pretendo, pero el 90 % de las bandas nos llamaban a nosotros. Creo que el Serjos puso a Monzón en el mapa musical del circuito nacional e internacional de salas. Entramos en una vorágine en la cual muchas productoras contaban con nosotros para perfilar sus giras, luego podría cuadrar o no… pero siempre llamaban.
Un promotor bajó de propio de San Sebastián, a ver la sala y tratar de acercar a nada más y nada menos que Elliot Murphy. Por problemas ajenos al local, se nos cayó un concierto de un guitarrista de Bad Company con el cartel de la gira ya hecho. Esto ya, son palabras mayores.
Sin embargo, si estuvieron Kevin Preston actualmente en Green Day, Ryan Roxie a día de hoy guitarrista de Alice Cooper o Slash, Brad Pemberton, baterista de Ryan Adams, Mark Cross de Helloween, Jim Wilson de Mother Superior o Blaine Cartwright de Nashville Pussy… entre otros. Todos se pusieron en contacto con nosotros y las contrataciones no eran precisamente sencillas. Una auténtica locura, doy fe.
¿Qué papel crees que jugó la sala en la comunidad local y en la escena musical?
A nivel local, pienso que siempre dimos apoyo y cabida a todas las bandas de la ciudad y alrededores. Creo que era un impulso mutuo y necesario. Ellos se fogueaban ante su público, muchas veces, era su puesta de largo y al jugar en casa siempre había buena afluencia. Para nosotros era un placer abrir nuestras puertas y arroparlos en medida de lo posible.
También hicimos algún evento solidario donde la cantera montisonense no dudó en implicarse de manera altruista. Creo que todos los músicos de Monzón, pasaron por nuestra casa, que a la vez era la suya. A día de hoy todos somos muy buenos amigos. Sin duda, esto es lo mejor.
¿Recibisteis apoyo institucional o de la comunidad durante el tiempo que organizabais conciertos en El Serjos?
No recuerdo haber tenido ninguna ayuda a nivel de comunidad, es más, fuimos nosotros con más compañeros de profesión los que creamos “Aragón en Vivo”, un circuito de salas para relanzar la actividad musical de nuestra tierra. La iniciativa fue nuestra, de manera desinteresada y totalmente autofinanciada.
¿Cuáles fueron los principales desafíos que enfrentaste a lo largo de los años?
El desafío siempre fue llegar a la gente, a sus gustos, tener buena afluencia, ser un buen reclamo para una audiencia cada vez más culta y exigente en lo musical. Mantener en alza nuestra nutrida propuesta, era un verdadero y precioso reto.
Amaral en Monzón y ante 8000 espectadores dijo una frase que jamás olvidaré: "Sin conciertos tan pequeños como el del Serjos, jamás hubiéramos llegado a conciertos tan grandes como este..."
Sergio Canal parafraseando a Amaral
¿Qué factores contribuyeron a la decisión de cerrar El Serjos?
El cierre fue todo cúmulo de circunstancias, los tiempos, como dijo Dylan, estaban cambiando, el negocio de la noche también. Crisis varias, ley del tabaco, horarios agotadores… Comenzaba a estar ya extenuado física y mentalmente, cuando a la vida le da por sacudirnos de manera violenta con el nacimiento de extrema prematuridad de mis hijas, justo en el mismo momento en que ingresan de gravedad a mi padre que posteriormente pierde un duro pulso con la vida. En ese mismo hospital, entre carreras sin aliento por los pasillos de ambas unidades de cuidados intensivos, donde la muerte suele campar a sus anchas, se empezó a fraguar el cierre.
También tenía la idea meditada, incluso autoimpuesta, de no acabar en hostelería. Aunque la entrega jamás la negocié, nunca tuve la pasión o vocación suficiente que tuvieron mis padres, para una profesión que merece todos mis respetos. Además, mi edad comenzaba a ser acuciante y los horarios de las pequeñas y los míos incompatibles. Me incliné por verlas crecer.
Con la cantidad de conciertos y música que albergó El Serjos…
¿Cómo te gustaría que se recordara?
Amaral en Monzón y ante 8000 espectadores dijo una frase que jamás olvidaré:
“Sin conciertos tan pequeños como el del Serjos,
jamás hubiéramos llegado a conciertos tan grandes como este…”
Solo por ese guiño, merece la pena haber gastado media vida entre solos de guitarras y golpes de tambor… Me gustaría que a la sala se nos recordara con el cariño que Eva nos profesó aquella noche.
Esa frase resume toda una vida entregada a la música, de una humilde, de una pequeña gran sala, donde no había clientes, si no, amigos. No había músicos, si no, compañeros. Un lugar donde fuimos muy felices, donde reímos y lloramos, donde aplaudimos y cantamos, siempre con vosotros al lado, como una familia numerosa y bien avenida.
Cada vez que alguien, al recordar el Serjos, esboce una sonrisa, habremos obtenido nuestro mejor reconocimiento.
¿Tienes alguna anécdota personal
que te gustaría compartir sobre tu tiempo el frente de la sala?
Una vez me despertó de la siesta una llamada internacional, desde Londres, concretamente. Sin haberme desperezado, ni situado todavía en el mundo real y salvando como pude la barrera del idioma… me di cuenta de que alguien, me estaba ofreciendo traer a Monzón a uno de los cantantes de Judas Priest !! A Tim “Ripper” Owens. Casi me desmayo, creía que todavía estaba inmerso en el sueño. Tras varias conversaciones con algún concejal y un promotor local, se descartó por problemas de infraestructura.
También llamó a nuestras puertas la gente de Marky Ramone de Los Ramones, aunque fue inviable… y yo mismo descarté a un cantante de Iron Maiden, por unos flecos que perfectamente se podían haber pulido. La cuerda se tensó demasiado y se rompió.
Sherpa, cantante de Barón Rojo, en plena apoteósis final del himno “Siempre estás allí” con su banda atronando y un público enloquecido, gritó a pleno pulmón “¡Esta sala tiene magia!!”.
Sé, por qué lo conozco bien, que no mentía. La sala estalló en aplausos, que todavía resuenan en el recuerdo.
Son muchas… podría escribir varios libros solo con las anécdotas.
¿Qué consejos darías a otros que deseen abrir una sala de conciertos hoy en día?
Les diría que se debe tener mucha constancia. Entregarse en cuerpo y alma, ser sereno y paciente, todo esto le llevará a manejarse mejor, a tener más poder de negociación. Existe mucho trabajo que no se ve detrás de este mundo y hay que estar preparado. Luego esperar a que la propuesta a que tanto esfuerzo has dedicado, cale, guste y sea un reclamo lo suficientemente atractivo para el público… para cuando no lo es y se “pincha”, también hay que estar preparado.
¿Cómo crees que ha cambiado
la industria de la música en vivo desde que abriste la sala?
Ha evolucionado bien, evidentemente, pero existen modelos o estereotipos que se siguen respetando. Ahora los músicos venden muchos menos discos físicos a causa de las plataformas digitales y apuestan más por los directos. Es ahí donde deben batirse el cobre, es ahí donde deben defender su potencial y donde plasmar su talento. Y en cuanto a las salas, están en constante comunión con las bandas (no podría ser de otra manera) y ambos han encontrado otros caminos, otros medios, para poder llegar al amante de la música en vivo y así lograr una sugerente cartelera.
¿Qué opinas sobre el futuro de las salas de conciertos en general?
Como ya os he comentado, con Serjos Musical Club formamos parte de “Aragón en Vivo” y ahí conocí a los programadores de las salas más importantes de Aragón, con los cuales, a día de hoy, todavía me une una estrecha amistad. Muchos siguen al pie del cañón y yo sigo sus pasos. Sé lo que cuesta mantener una programación periódica, pero creo que van progresando adecuadamente, buscan nuevos formatos y nuevas fórmulas para atraer a la gente y poder sacar adelante una agenda nacional e internacional realmente espectacular.
Creo que hay futuro, siempre que exista ese romanticismo para con la música, siempre que haya “locos” enamorados de la cultura y de esta profesión como lo son ellos… y como lo fuimos nosotros.
¡Sed felices!
Diego Bonet
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